lunes, 29 de octubre de 2007

Los baños árabes



"En plena Edad Media, cuando la España cristiana atravesaba un periodo de oscurantismo en el que ni siquiera se planteaba ningún tipo de higiene y mucho menos la personal, la Córdoba musulmana contaba con mas de seiscientos baños árabes públicos.
Herederos de las termas romanas, algunos eran muy humildes y económicos; otros, todo un lujo para sibaritas. Sus muros estaban alicatados y sus estancias separadas por arcos y columnas; los techos, abovedados y con lucernas. No solo servían como lugar de descanso, sino también de reunión social y política."


Siglos después, aún siguen existiendo esos baños árabes, algunos son reliquias arqueológicas, otros auténticos paraisos para el disfrute del ocio y tiempo libre. Y aunque en alguna ocasión, he tenido la oportunidad de visitar y estudiar esos baños, ayer, por el contrario, visité junto con mi maestra preferida las magníficas instalaciones de la calle Aire en Sevilla. Teníamos algo que celebrar.


Agua, tranquilidad, vapor, música relajante, ambiente idílico..., todo un conjunto de sensaciones y percepciones para olvidarte durante noventa minutos de todo, todo, todo.


Solo con acceder a la sala previa de espera, todo comienza a ser tranquilidad. A continuación, un baño relajante en agua a 36º, de ahí a una pequeña terma de 41º, y después lo peor (aunque es opcional, hay que probarlo), otra termita con agua a..., ¡¡¡15º!!!. Después, nuevamente al principio.


Cuando estamos bien remojaditos, una duchita de mil chorros, que relax, increíble, y de ahí a una terma de chorros. A destensar los músculos.


Una vez pasado unos diez minutitos, lo recomendable, un ratito en el hamman, para entendernos una sauna. A sudar se dijo, a expulsar los "malos humores".


Y por último, bajamos una planta más y nos encontramos con una terma de agua salada. Que relax.


Como seguro que tendrás tiempo aún, pues nada, a repetir las experiencias anteriores.


Puedo asegurar, que una vez fuera de las instalaciones, ya en la calle Aire, la sensación de tranquilidad, de estar despejado, con las ideas claras, es brutal.


Sin lugar a dudas, un buen lugar para echar fuera el estrés. Y si queremos, por último, un paseito por las bellísimas calles de Sevilla, un entorno magnífico para terminar de disfrutar.


De todas todas, un sitio recomendable. Aseguro que repetiré la experiencia.


PD: si queremos, también podemos darnos un masajito que nos reconfortará más si cabe.

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