miércoles, 14 de enero de 2009

El valor de las cosas

Seguramente, quienes leáis estas humildes letras habréis escuchado alguna vez, incluso pronunciado, aquello de que las cosas no se aprecian o se valoran hasta que no se pierden.
Y creo que así es. Porque seremos tan torpes que nos damos trazas de arrepentirnos tan tarde, porque no somos capaces de reconducir el rumbo cuando aún estamos tiempo. Pues no lo sé, quizás sea algo innato en los hombres y mujeres.
Pero no creáis que me refiero solo a lo material. Más valor aún debemos darle a otras cuestiones, cuestiones de nuestro interior, de nosotros mismos, lo que nos hace sin duda mejores personas. Esa forma de actuar, de mostrarnos a los demás y con los demás, nos hacen perder esas cosas que después valoramos.
A veces, cuanto no soluciona un simple "lo siento", o un breve "me equivoqué". Seguro que descansaríamos mejor, nuestra conciencia descansaría con mayor placer. Y sobre todo, pensar las cosas antes de decirlas, contar hasta diez antes de actuar apresuradamente. Intentar ser amigo de tus amigos, compañero de tus compañeros, el ser persona (en toda la extensión de la palabra) con el resto de personas.
Cuanto bien nos haríamos los unos a los otros. Todo marcharía mejor, porque esos pequeños errores, comentarios, endiosamientos particulares, al final se convierten en una gran bola de fuego difícil de apagar. Y así nos va, así funciona el mundo.
En la vida, actuamos infinidad de veces como reinos taifas, aquellos territorios independientes y de tamaño variable. Su debilidad, hizo posible un cambio de poder en la península.
Si nos fijásemos solo un poquitín en la Historia y aprendiésemos de sus errores, seguro evitaríamos muchas desgracias, caso por ejemplo de lo que ocurre entre Palestina e Israel. ¿No habrá ejemplos a lo largo de la Historia de la Humanidad?
Y porque no, apliquemos también estos ejemplos a nuestro quehacer diario.

Aprendamos a valorar lo que tenemos antes de que sea demasiado tarde, aún estamos a tiempo.
Valoremos lo que nuestros mayores nos legaron, para que nuestros hijos puedan seguir disfruntado de esta herencia.