viernes, 26 de febrero de 2010

Otra vez, ¿por qué?

Algunos de los que leéis este blog de vez en cuando, me váis a perdonar por la vena filosófica que me ha salido hoy.
Al lío. Eso me pregunto muchos días, ¿por qué? Aunque muchas veces, no sé muy bien cual es el qué en cuestión. Y es que este qué es tan amplio, variado, rebuscado, escurridizo, complicado, enrevesado, conflictivo, extraño..., que no consigo verle su verdadero rostro. Hay días que me embarga el desasosiego, la intranquilidad, a veces se alarga más de la cuenta, otras dura poco, puesto que un soplo de aire fresco me despierta del letargo. Y es que este qué, como digo, adopta tantas formas y tan distintas, que me es difícil desenmasacarlo y conocerlo para poder enfrentarme de cara él. Intento sacar fuerzas de donde no las hay para luchar contra él, pero hay veces que cuando creo haberlo vencido, tal cual ave fenix mitólogico renace de sus cenizas después de haberse consumido por el fuego. Fuego que enciende un cigarrillo que se consume entre los dedos mientras piensas ¿por qué? ¿Por qué esto...? ¿por qué aquello...? ¿por qué lo otro...? No lo sé, y eso es lo que realmente me mosquea, no poder encontrar la solución al qué. Y todo, a pesar de poner mi empeño más profundo y todas mis neuronas a entera disposición de encontrar esa poción mágica que sea el remedio al enigmático qué.
Me temo mucho, porque no depende de mí, que ese qué continuará rondando mi cabeza, y seguro que la de alguno más.
Pd.: cuando te veo, te miro, te tengo entre mis brazos, mando el qué a tomar por culo un buen rato.