viernes, 18 de enero de 2008

El tiempo pone a cada uno en su sitio


Muchas veces he dicho, y repetido, e intento aplicarme el cuento, que la verdad absoluta no la tiene nadie, absolutamente nadie. Cierto es, que cuando uno cree en algo, debe defenderlo hasta el final. Ahora sí, no es menos cierto, desde mi humilde punto de vista, que hemos de escuchar y atender otras opciones, otros argumentos, cuando nos encontramos en plena defensa de nuestras ideas. Porque una de dos, o aún nos hace reafirmarnos más en nuestros pensamientos, o nos hace cambiar de parecer.
Los que día a día nos sentamos en una mesa con más gente para tratar diferentes asuntos, problemas y temas, debemos tener esto muy en cuenta. Y de verás que lo intento; hay veces que me reafirmo más en mis pensamientos y argumentos, y veces en las que enriquezco mi modo de ver las cosas cambiando determinados conceptos, que al final parece ser que eran erróneos.
Esta semana no ha sido fácil, por diferentes motivos, aunque más que esta última semana me remontaría a las dos últimas.
Y por más que pienso, por más que analizo muchos de los argumentos de los demás, no varía mucho mi concepción de determinadas cuestiones.
Puede que no esté bien que yo lo diga, pero aquellos y aquellas que me conocen bien, y cuando digo bien, me refiero a como casi si me hubiesen parido, saben que me considero e intento ser día a día una persona de convicciones. Incluso, en muchas ocasiones, esta forma "cabezota" de ser me ha acarreado más de un "problema". Pero bueno, que le vamos a hacer.
No sé si tendré razón o no en determinados planteamientos de estos últimos días, por el momento creo que si. El refranero español es rico y sabio, por eso creo, y espero, que "el tiempo pone a cada uno en su sitio".
Para terminar, decir que solo intento, y espero conseguirlo, acertar en cuanto diga o haga.

martes, 15 de enero de 2008

Tengo una pregunta para....¿mí?


Hay días que me levanto pensando cual es mi papel en esta vida. Que por qué hago esto o lo otro. Si hice bien o no eligiendo tal o cual cosa. Si la decisión adoptada fue la correcta o no.
¿Demasiadas preguntas?, pues no lo sé, ¿algo de paranoia?, que se yo.
Lo cierto y verdad, es que otras veces lo tienes todo muy claro. Sabes perfectamente que tu decisión es la adecuada, en el momento idóneo. Que tus palabras son las acertadas y que las formas también lo son.
Desde luego, hay veces que te sientas tranquilamente en el sofá, te pones a pensar en multitud de cosas, sin poder centrarte, y como humano que eres, te asaltan las dudas, los temores.
Sin embargo, hay otras en la que te sientas, te pones a pensar, y tu estado de ánimo es inmejorable, sabes y estás seguro del deber cumplido, calibrando y sobrellevando magníficamente el peso de la responsabilidad.

Que complicado es el ser humano. Su mente, su genética, su forma de ser, sus reacciones ante el bien y el mal.
Igual de complicado y entrevezado que este artículo.

Pero de un modo u otro, con un estado de ánimo u otro, triste o feliz, tranquilo o nervioso, cansado o activo, con sueño o vigilia, lo más importante en esta vida es poder acostarte y levantarte con tu conciencia, con mi conciencia, bien tranquila.
Mientras lo consiga y sea así, puedo estar tranquilo conmigo mismo.