miércoles, 23 de febrero de 2011

Treinta años

Ya sabréis a lo que me refiero, tres décadas de aquel triste acontecimiento que marcó la joven democracia española y que afortunadamente no cambió el rumbo hacía un sistema diferente al que podemos disfrutar hoy día todos y todas los españoles y españolas, un gran sistema democrático.
Un 23 de febrero en el que los militares de "siempre", aquellos que añoraban años pasados, quisieron imponer por la fuerza lo que España había rechazado libremente con sus votos en las urnas.
Cada uno podrá contar una y mil historias de aquel día. Yo era aún muy jovencito, un niño pequeño de apenas cuatro años y pico. El paso de los años me confunde, quizás por haber visto una y mil veces aquellas imágenes que ponen aún los pelos de punta, "todo el mundo al suelo", pero creo conservar en mi mente un leve recuerdo de aquella tarde noche, en la que encima de ni tia, junto a mi madre embarazada de mi hermana, mis abuelos y mi padre, todos nos encontrabamos sentados en la mesa camilla pendientes del televisor y la radio, apenas un recuerdo de diez segundos.
Para igual que con otros momentos de la Historia, y obviamente desde la lejanía y conociendo los sucedido, cuánto no habría dado o daría por poder trasladarme a aquellos instantes y poder vivirlos en primera persona.
Después de haberlo hecho muchas veces, escucho impaciente, con sumo interés, todas aquellas anécdotas e historias que me han contado y me siguen contando de ese 23 F.
De hecho, y es una empresa que ya está iniciada junto a mi amigo José Manuel Navarro, espero poder contar algún día lo sucedido en El Viso y Mairena aquel trágico día, remontándonos unos años atrás como antecedente de lo ocurrido y vivido en nuestras localidades.
Gracias a dios que hoy día podemos contar estas cosas con total naturalidad, béndito fracaso aquel del malagueño con bigote y sus "camaradas" de viaje.

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