lunes, 4 de junio de 2012

Recuerdos del pasado


Hoy, casi termina un día más en este barrio malagueño de El Palo, en el que circunstancialmente y por motivos laborales me encuentro. De momento todo va bien gracias a Dios, y la experiencia está siendo muy positiva, aunque he de reconocer que a veces el recuerdo de mi tierra me hace sentir...uff; seguiré escribiendo porque si no...
Pues bien, esta tarde he salido a correr, que por cierto hacía ya tiempo que no lo hacía de esta manera, treinta minutos!!! Todo un logro. Pues en ese trote me decidí tirar dirección hacía la Cala del Moral, recorriendo un bello paseo empedrado paralelo a la carretera. A la vuelta, a mi derecha el asfalto, a mi izquierda pequeños acantilados y diminutas playas de arena negra y el sonido leve del oleaje. Sin duda, una gozada.
Pero la cuestión de este post no es el recorrido, o el hecho de hacer deporte. No. Sino que conforme iba avanzando hacía la Cala, iba divisando una fábrica de cemento. Esta fábrica no tendría mayor interés sino es porque en ese momento, mientras corría, se me vino a la mente un montón de recuerdos de pequeño.
Desde que tenía meses iba junto a mis padres, y después junto a mi hermana y hermano, a veranear al pueblo de Torrox, donde viven una maravillosa familia a la que queremos como nuestra propia famila, valga la redundancia, Antonio y Mari Nieves y su hija Pili y sus nietas. Pues bien, esta carretera es la antigua carretera por la que había que pasar para llegar a nuestro destino, no existía entonces la Autovía del Mediterráneo u otra similar. Una carretera con enormes retenciones, que nos hacía parar junto a casitas bajas de pescadores, innumerables semáforos, vamos, casi 5 horas de camino en aquel simca 1200.  Y que casualidad, una de las cosas que siempre he recordado cuando hemos hablado de esos viajes era precisamente aquella mole de chimeneas con sus luces encendidas. La misma con la que hoy me he vuelto a reencontrar muchos años después.
Cosas del destino.

No hay comentarios: